Todo pasa. No hace mucho que terminó el Mundial de fútbol, aquel en el que nuevamente fuimos campeones morales. Para Horacio Elizondo, considerado el mejor árbitro en la actualidad por su muy buen desempeño en Alemania 2006, terminó aquel momento con que todo árbitro sueña: El marco imponente del partido inaugural; el recuerdo imborrable de una final del mundo; los jugadores de renombre; el césped perfecto; las tribunas respetuosas y un marco medianamente civilizado. Lo sarmientino del comentario tiene que ver con que al buen árbitro no le queda otra que volver a la realidad de nuestro fútbol: al insulto, a la desorganización, al despelote, en fin, todo lo que significa pasar sin escalas de dirigir la final del Mundial en Berlín al tercer juego por el ascenso a la A de la Liga Belvillense, entre Leones y Sarmiento, en el estadio del Complejo Deportivo de Justiniano Posse, a 240 kilómetros de la ciudad de Córdoba, partido que finalmente no se jugó, debido a que el bueno de Elizondo lo tuvo que suspender antes de empezar (si, antes de empezar) porque agredieron con un rollo de papel al arquero de Leones.
El próximo fin de semana comienza un nuevo torneo de la primera división A argentina. Bienvenido de regreso, Horacio.
El próximo fin de semana comienza un nuevo torneo de la primera división A argentina. Bienvenido de regreso, Horacio.
La negrada cordobesa no podía estar ausente en la bienvenida al pais de la unica gloria que dejó el mundial de Alemania.
Tendrían que haber dejado que arranque el partido para cagarlo a pedos a él, despues cagarse a pedradas entre ellos, etc.
Nunca hacen nada bien.
Deben ser rosarinos.