Hace unos días culminó en Catamarca el 1° Encuentro Americano de Arte Público Monumental “Tierra del Sol”, que convocó a pintores, escultores y muralistas de Canadá, México, Bolivia, El Salvador, Uruguay y de las provincias argentinas de Córdoba, Tucumán, Buenos Aires, Chaco, Jujuy, Corrientes, Río Negro y San Luis, además de Catamarca, en lo que hizo de nuestra ciudad un polo de debate y encuentro del arte público con la comunidad.

En el marco de este encuentro, los artistas plásticos realizaron durante cuatro días, trabajos en paredes previamente seleccionadas en diferentes puntos de la ciudad. Esta particular devolución aporta no sólo desde lo visual sino que también enriquece el patrimonio artístico de la Capital y fortalece sus aspectos culturales y hasta turísticos.

En Catamarca, principalmente de la mano de artistas como Raúl Guzmán o Atilio Granizo (desde sus diferentes vertientes y maneras de entender el arte), se viene planteando desde hace tiempo un debate sobre el arte indigenista y sus modos de expresión. Debate que fue en parte enriquecido por el aporte de filósofos, historiadores, sociólogos, arqueólogos y estudiantes.

En nuestra ciudad y algunos puntos de la provincia, motorizado principalmente por el monumentalismo aplicado a la obra pública, comenzó a ganar espacio físico el arte indigenista y, por ende, a hacerse tangible este debate. La denuncia, la investigación, la ciencia, el arte, la filosofía, la historia se cruzan entonces en un espacio que de a poco toma fuerza y relevancia.
¿Su principal aporte? Probablemente esté en el hecho de plantear el tema en la sociedad y que, ya sea de modo acotado o en un sentido más amplio, comencemos a entender muchas aristas de nuestra historia, previas y posteriores a la conquista de América, que atraviesan aún hoy aspectos de nuestra cultura.

Fotografía: José Maijá / Diario La Unión - Catamarca

Vía: Baquía

EEUU creará un software para monitorizar las opiniones periodísticas en su contra

El Departamento de Seguridad Nacional está financiando un proyecto con varias universidades para desarrollar un software que les ayude a vigilar las opiniones negativas sobre EEUU en los medios de comunicación de todo el mundo.

A mi ya no me extraña nada que venga de Bush. Tampoco me resultaría extraño que algún gobernante vernáculo se interese por este novedoso método.

Nota completa

Yo no soy peronista, ni lo quiero ser. Esto no quiere decir que ande gorileando gente por la calle, aunque debo reconocer que me acerco más a la segunda posición. Comienzo esta reflexión así, porque me interesa marcar desde donde digo lo que voy a decir.
Durante los días previos al traslado de los restos de Perón a su nuevo mausoleo, todos los medios se dedicaron a explicar de modo pormenorizado lo que sería un acto histórico, desde los detalles de un cadáver conservado más o menos bien bajo 12 llaves, pasando por detalles organizativos, todo en el marco de un emotivo clima.
En este contexto me tocó ver a sindicalistas con más tintura que ideas en la cabeza; políticos y allegados que decían cosas originalísimas como "es el líder de la gente";a nuestro Presidente que no tuvo mejores cosas para hacer, que encargar la búsqueda del soldado que salió llorando en la tapa de Gente hace 32 años cuando el funeral que, espero, terminó ayer recién se iniciaba; lo vi vomitando de la emoción al sobrino de Perón, y cosas por el estilo y reconozco que ayer no quisiera haber vivido cerca de alguna de las localidades que fueron afectadas por un cortejo de semejante envergadura. ¿Todo esto para que? Para que los mismos de siempre armen su quilombo tal que, si lo ponemos en un plano histórico, puede tomarse como un verdadero homenaje a un sector del peronismo de hace 30 años.

Por supuesto que ayer a la tarde, después del despelote dantesco, nadie acusó recibo. El gobernador de la provincia de Buenos Aires y su secretario de Seguridad hasta hoy miércoles a las 9 hs. dan menos señales de vida que Jorge López. Ni hablar las autoridades nacionales o los sindicalistas "escapados" ayer en medio de la cascoteada.

En definitiva, a ninguno de estos que cuidaban su quintita política ni a los que armaron semejante goma, les importó tener respeto por la figura emblemática de Perón a la cual, si bien no adhiero, no puedo dejar de reconocer como tal.

Y para colmo, hoy escucho en una radio porteña a una persona decir que lo de ayer fue una vergüenza nacional (!!). Por favor no metan a todos en la misma bolsa. Fue un enfrenamiento de tantos entre matones que se escudan debajo de un signo político y que como buenos barrabrava son amparados por la dirigencia. ¿Qué tengo que ver yo con esto viviendo en Catamarca?

Lo de ayer no fue un vergüenza nacional, fue simplemente un despropósito desde donde se lo mire.